Este diseño celebra la transición natural entre el día y la noche, utilizando la luz y la sombra para crear un juego dinámico de contrastes. Los espacios llenos, con sus funciones definidas, se complementan con los vacíos de los patios, que actúan como respiraderos visuales y sensoriales. Esta interacción entre llenos y vacíos, junto con la variedad de materiales, permite que cada persona experimente el espacio de manera distinta, haciendo del refugio un lugar profundamente personal y adaptable a diversas percepciones y necesidades.

La madera quemada, con su textura y color oscuros, aporta una sensación de tradición y resistencia, evocando técnicas antiguas de construcción que protegen y embellecen el material. El concreto, por otro lado, ofrece modernidad y robustez, creando una base sólida y duradera. Juntos, estos materiales crean una sinergia visual y táctil que destaca los detalles arquitectónicos, haciendo que cada elemento del diseño se sienta intencional y significativo. Este enfoque no solo honra el pasado, sino que también ofrece una estética contemporánea y atemporal.